martes, 13 de julio de 2010

Mensajes del más alla - IV


Una deuda atrasada


- Préstame cinco luquitas, habla no seas malo.
- Seguro me los devolverás dentro de un año ¿no?
- La próxima semana sin falta, por favor.
- Ya, ya, mira como sea la próxima semana ¿ok?
- Lo prometo.

Sandro vio alejarse a su amigo, quien le había prometido pagar sin falta dentro de una semana aquel pequeño monto de dinero, aunque no había explicado para que quería el dinero, siempre era así, muchas veces había tardado en pagar, pero al fin y al cabo siempre pagaba sus deudas, una vez se tardo un par de años, pero siempre cumplía, además que nunca se escondía para evitar pagar. La familia de Ramiro era muy humilde, desde que estaban en el colegio, le pedía prestado a Sandro, que era una de las pocas personas con las cuales tenia confianza en el colegio, siempre dispuesto a apoyarlo, y el nunca defraudaría a quien le ayudaba de una manera u otra.

Al día siguiente, se acerco a la casa de su humilde amigo, para conversar y pasar el rato, pero no lo encontró en casa, le dijeron que se había ido a hacer un cachuelo a las afueras de la ciudad, que retornaría en tres días. Su interrogante sobre el dinero había sido resuelta, al no contar Ramiro con alguien en casa para que le diera para el pasaje, había tenido que volver a pedir prestado como siempre.

Pasaron los tres días, sin embargo… Ramiro no había regresado, Sandro pensó que talvez le había ido tan bien, que había decidido trabajar unos días más.
Faltaba un día para cumplir la semana de plazo para pagar el préstamo, pero no había señales de su amigo, no podía pensar mal de él, nunca rompería una promesa o dejaría de pagar una deuda, además no se tenia que ser tan estricto, después de todo, solo eran cinco nuevos soles. Esto no evitaba que hubiera algo de preocupación.

Casi una semana después de cumplido el plazo, alguien había ido a la casa de Sandro, era uno de los hermanos menores de Ramiro, le dijo que había un encargo para el…
- ¿Y Ramiro?
- No sé, mis papas me han dicho nomas que te pase la voz para que vayas a la casa.
- Ok, estaré ahí en media hora.

Ya en casa de Ramiro, noto la presencia de alguien que no conocía, era un hombre de mediana edad, no traía cara de buenas noticias, y los familiares de su amigo no se veían muy contentos en si, Sandro noto que la madre de su amigo no se encontraba entre los presentes, entonces el hombre se le acerco, tenia un sobre en la mano. Le sonrió tristemente ofreciéndole el sobre, lo recibió, en ese momento lo abrió; había una moneda de cinco nuevos soles, y un papel que decía “Discúlpame por haber roto la promesa…”

- ¿Y mi amigo?
- Falleció en el hospital hace un par de días, yo estaba en su mismo cuarto, era mi compañero de trabajo en una construcción, se accidentó por ayudarme, cuando le decía que le debía la vida tan solo me dijo “apenas puedas, vas y le pagas a mi amigo Sandro lo que le debo, capaz esta molesto por la tardanza”.

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