domingo, 15 de agosto de 2010

Manchas en la puerta...




Aun recuerdo, como se esforzaba por caminar por sus propios medios, ya habían pasado aproximadamente cuatro años, se había roto la cadera, y su vida ya no era la misma…

En los tiempos que podía movilizarse a todos lados, su sonrisa de oreja a oreja iluminaba la vida de todo aquel que entablara una conversación con ella, y cuando agarraba confianza, te decía las cosas tal cual eran, a mi… me las decía pero suavemente, mientras acariciaba mi cabeza, y yo simplemente la escuchaba, a veces estando de mal humor, simplemente no escuchaba y me quedaba ahí, mientras acariciaba mis cabellos y me hablaba como un niño pequeño.

Cuando ya no podía caminar por sus propios medios, usaba aquel andador, que ella parecía no querer usar, hasta que se volvió parte de su día a día, y se aferraba con todas sus fuerzas, muchos dirían que era frágil, pero nada de eso… su espíritu era tan fuerte, sigue siendo fuerte porque su presencia aun se siente muchas veces, y cuando alguien la molestaba, también demostraba su fortaleza física, nadie resistía sus cachetadas, o cuando le llamaba la atención a alguien, era difícil responderle, siempre tenía un argumento bien fundamentado…

Pero cuando era frágil, que no era muy seguido, daban ganas de destruir todo aquello que la había hecho llorar, mandar a todo el mundo al diablo, pero pensándolo bien, eso no era lo que quería, y por eso lo mejor era estar a su lado, prestarle atención.

Caray… seguiría con los recuerdos, y quien diría que ver esas manchas en la puerta, donde siempre apoyaba su andador… me haría tener este flash back…

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