viernes, 18 de junio de 2010

Mensajes del más alla - III




Un largo paseo

La brisa del viento era agradable, el aroma del mar revitalizaba sus pensamientos, observaba como a lo lejos el sol se iba escondiendo en el mar, por alguna razón sentía que algo pasaría, en ese momento se dio cuenta que el mar se retiraba de la orilla, no parecía preocuparle, era la primera vez que veía algo así. Pasaban los minutos, no quería irse hasta que el sol desapareciera por completo en el mar, hasta que la oscuridad bañara todo, y el día se convirtiera en un simple recuerdo. Era como una ilusión, en un momento el mar parecía tranquilo, unos segundos después un gran muro de agua se precipitaba sobre la orilla, por alguna razón no tenia miedo, de repente oscuridad, se sentía arrastrado pero relajado, todo era confuso y claro a la vez, se revolcaba entre las aguas, sentía todo lo que pasaba a su alrededor, después simplemente ya no supo nada.

No había despertado, en realidad no sabia nada, simplemente podía observar, luego se dio cuenta que podía moverse, pero no era el mismo movimiento de siempre, se sentía ligero, como liberado, intento reconocer donde estaba, pero dio cuenta que su vista no enfocaba nada, talvez se iba a quedar ciego, todo lo que veía eran figuras borrosas, intento escuchar… solo murmullos a su alrededor, no entendía ningún sonido, trató de tranquilizarse, se dio cuenta que no estaba preocupado.

Talvez todo era un sueño, había intentado pellizcarse, pero aunque se movía no podía sentir sus miembros, entonces poco a poco su vista se fue aclarando y su audición iba mejorando. Ahora podía ver que estaba en un cuarto; los colores le parecían conocidos, las paredes y sus manchas, estaba en un corredor algo extenso, finalmente cayó en la cuenta, estaba en su casa. Avanzó buscando el patio para luego encontrar la puerta a la sala principal. Atravesó el umbral hacia el patio, miró hacia el cielo, estaba bastante blanco, no gris como acostumbraba, le pareció curioso, además las nubes no tenían esas formas esponjosas habituales, ahora parecían líneas, vórtices, hasta garabatos hechos por un niño en medio del cielo.

Se dirigió a la puerta de la sala, le pareció extraño ver que estaba abierta, sobre todo porque parecía que la casa estaba vacía, entonces escucho algunas voces a lo lejos, trato de moverse mas rápido, pero al parecer su ser solo podía moverse en cámara lenta, poco a poco se fue acercando a las voces, mientras observaba la sala, algunos muebles eran nuevos, había un televisor bastante plano ¿Cuánto tiempo había pasado? No entendía nada.

Intentó agarrar aquel extraño televisor, pero sentía como si algo lo repeliera de las cosas, solo podía avanzar ¿Qué tipo de enfermedad podía tener para estar en esa situación? Siguió avanzando hacia las voces, hubo algo que llamó su atención, se hallaba frente a la cama del perro, y en vez del cachorro que hubiera visto hace poco tiempo, se encontraba un perro viejo el cual dormitaba sin siquiera darse cuenta que había alguien observándolo. Seguía avanzando, le recordaba al paso de una procesión, cuando al fin pudo llegar a las voces, lo primero que vio fue una foto suya, tenía una vela frente a su rostro, había un joven frente a su foto, le parecía familiar pero no podía recordar de donde, entonces….

- Lamento no haber pasado tiempo contigo, a veces seguía tus consejos, otras veces ni te escuchaba, quisiera volver en el tiempo, que estuvieras frente a mí, para decirte que fuiste un buen hermano, si no me hubiera peleado contigo ese día, no te hubieras ido a la playa a caminar…

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